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14 febrero 2015 6 14 /02 /febrero /2015 10:42

Es posible que en la Educación, la Literatura y el Teatro sean los pocos lugares en los cuales las palabras tienen peso y sentido. Y esto está dado por el escaso manejo de la emocionalidad de cantidad de personas que, en vez de encontrar los modos y canales de sublimación, escupe y agrede distorsionando el valor y sentido, en este caso, del lenguaje. Es por ésto que el Teatro (Además de las disciplina mencionadas) lleva, en sí mismo, la tarea de desarrollar y entrenar la comunicación humana. Desde la escuche de Sí y de los otros, hasta el juego de improvisación e interacción, nuestros cerebros, nuestra percepción y nuestra memoria van adquiriendo nuevas características.

Por eso el teatro no es un espacio de élite. Gustavo Volpin, profesor. Contacto: teatrovolpin@gmail.com

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11 febrero 2015 3 11 /02 /febrero /2015 12:28

Jugando el Teatro nos puede pasar que nos encontremos con nosotros mismos y veamos que este "nosotros mismos" no es una construcción monolítica, cuya definición se reduce a decir: "Soy blanco o negro o católico o judío o musulmán o etc..."  Las religiones, las ideologías, los equipos de fútbol los hábitos alimenticios, sexuales y todos los hábitos que congregan a algunos seres humanos, separándolos de otros, no son otra cosa que trajes que nos ponemos para pertenecer, para canalizar deseos, etc.

Cuando, jugando el Teatro, nos topamos con aspectos nuestros, de esos que nos salen al cruce mostrándonos que somos capaces de enojarnos, de angustiarnos, de ofendernos, de llorar y entristecernos, de herir y ser heridos... de sentir dolor y placer... que somos capaces de sentir, esos momentos reveladores no buscados - pero si encontrados - son en sí mismos una puerta que se abre en pos de ampliar las capacidades expresivas del asistente al taller quien podrá, de seguir la ruta de trabajo que propone dicha revelación, transitar nuevos colores en su paleta expresiva e, incluso, nuevos personajes.  Para tener en cuenta. Un abrazo.

Gustavo Volpin - profesor de Teatro en La Cueva de Colegiales.

Contacto:  teatrovolpin@gmail.com 

Juego, luego existo...
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6 febrero 2015 5 06 /02 /febrero /2015 11:38

Buenos Aires) hs a.m. Hermoso día de sol en la esquina de Juan B. Justo y Av. Santa fe (C.A.B.A.) Observo a la gente pasar, entrar al subte, cruzar la calle. Cuerpos cerrados, tensos, la mirada para abajo, rostros agobiados, ritmos acelerados, parecían huír... o que algo vital en extremo se les escapaba y corrían para alcanzarlo... Contagio, ritmo de masa, no de individuos.

Es posible que las personas, "dueñas " de estos cuerpos a los que hago mención, tuvieran escasa conciencia de los estados de saturación, tensión extrema y etc a los que se veían expuestas y, por lo tanto, nada podían hacer para cambiarlo. 

Así vivimos...

Por eso cuando, en una película, vemos a un pobre desgraciado que -desde la comedia- plantea una vida tan o más estresada de la que acabo de describir, nos reímos de él, sin comprender que -tal vez- lo que no podemos es reírnos de nosotros. O llorar por nosotros o sentir. 

Cuando, en cada clase de Teatro, comenzamos por hacer cable a tierra en el propio cuerpo, salvaguardando en la práctica nuestras capacidades de Sentir, de Reconocernos y de Ser, respiro un poco más aliviado por saber que en La Cueva de Colegiales estamos aportando a la posibilidad de mejorar la calidad de vida y de atrasar o descartar la posibilidad de convocar la enfermedad... obvio, mientras formamos artistas.  

Gustavo Volpin, profesor de Teatro en La Cueva de Colegiales. 

Contacto:  teatrovolpin@gmail.com 

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2 febrero 2015 1 02 /02 /febrero /2015 20:10

Cada persona, cada uno de nosotros, es lo que es y hace lo que puede. Ni más, ni menos. 

La vida de algunos artistas puede llegar a ser una vida imperfecta, como la tuya, como la mía... Con infancias duras que han rozado lo inmoral o lo amoral o personas que han sido sobreestimuladas y sobreexigidas (Entre muchas otras opciones).

Así y todo, cuando vemos a los artistas interpretar personajes que conmueven nuestro interior, desde bien adentro, no nos queda otra alternativa que la de reconocer el genio creador de ese artista. 

Es cierto que cada persona que asiste a una obra de teatro, cada espectador, tiene una capacidad de percibir y una serie de resistencias como cualquiera las puede tener. Y esas resistencias funcionan en la selección, tanto del espectáculo que verán, como de escuchar lo que escuchan en el momento de asistir al espectáculo y de ver lo que ven. Y esta escucha, filtrada o no, será parte del comentario de "Me gustó" o "No me gustó".   Gustavo Volpin- profesor de teatro.

Contacto:  teatrovolpin@gmail.com 

 

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30 enero 2015 5 30 /01 /enero /2015 07:37

No se puede vivir sin verdad. No se puede construir sin verdad. Pero hay una diferencia básica entre criticar y decir la verdad. El verbo criticar implica, en sí mismo, "opinión, examen o juicio que se formula en relación a una situación, servicio, propuesta, persona u objeto". Es decir que a la situación, servicio, propuesta, persona u objeto se le adosa con la crítica un dicho o escrito que desplaza a la situación, servicio, propuesta, persona u objeto dada. 

La verdad, en cambio, es el hecho en sí mismo.

En Psicología Social, la función del observador que describe aquello que sus sentidos perciben sin opinar, es -quizás- una de las más difíciles tareas para una mente, como la humana, acostumbrada a emitir juicios, juicios muchas veces hambrientos de reconocimiento personal y sin que le importe el hecho en sí. 

Decir la verdad es, tal vez, una piedra basal sin la cual no es posible construir una estructura social sólida, ni vínculos permanentes, ni redes humanas. 

En nuestros talleres de Teatro se vé este aspecto en el momento de espectar y, luego, hacer una devolución de lo observado. La crítica, entendida como opinión personal, puede hacer mucho daño y, de hecho, lo hace.

           La verdad en cambio libera y ayuda a crecer. 

Gustavo Volpin - profesor de Teatro en La Cueva de Colegiales.

Contacto:  teatrovolpin@gmail.com 

 

 

 

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29 enero 2015 4 29 /01 /enero /2015 16:46

"A siempre quiso estudiar cine, pero, por h o por b, no pudo concretar su sueño. En un tiempo fué por cuidar a sus hermanos menores. Luego por estudios. Más tarde por trabajo... Un día, la razón fueron sus hijos. La cuestión es que no lograba comenzar. Ciertamente no pasaba en su vida por situaciones complicadas o delicadas. Tal vez era que sólo no lograba organizarse".

¿Por qué escribí este relato, o para qué? Para reflexionar un poco en el hecho de que - a veces - la situación o situaciones que generan dificultades para concretar un deseo no están afuera, sino adentro. Culpamos a un hecho puntual que, por alguna razón, nos toma o al que le entregamos todas nuestras responsabilidades, sin ingeniárnoslas para organizarnos y darle cabida - en nuestra vida - a cosas que, de dejarlas pasar, de sólo posponerlas, se secan y se mueren.

Gustavo Volpin - profesor de Teatro en el Espacio cultural La Cueva de Colegiales. 

Contacto: teatrovolpin@gmail.com 

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28 enero 2015 3 28 /01 /enero /2015 08:00

Protagonizar no significa competir. Protagonizar es hacerse cargo de la propia existencia y de todos los aprendizajes que el caminar la vida nos va planteando. Cada persona con la que nos encontramos y con la que compartimos 5 minutos o la vida misma es un referente importante y como tal debe ser atendido. Los vínculos nos enseñan, si estamos abiertos a aprender... 

Tal vez aprender sea enseñando o tropezando o viendo las cosas de adentro o desde afuera...

Cada momento de la belleza de vivir tiene un dato, un sentimiento, una señal... 

A veces aprendemos encerrados, preguntándonos, sintiendo, escuchándonos...  porque el aprendizaje también requiere respetar el sentir...

Pero nadie se salva a solas.

El encuentro sana. El encuentro puede contener tanto abrazos como discusiones. Pero no abuso, ni maltrato. Cuando el abuso y el maltrato tienen lugar, es porque ejercer el poder de dominar al otro ocupó el lugar de la razón del encuentro. Gustavo Volpin - profesor de teatro en La Cueva de Colegiales.

Contacto:  teatrovolpin@gmail.com 

 

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27 enero 2015 2 27 /01 /enero /2015 13:50

Iniciar un taller de teatro es comenzar a transitar un camino. Cuando decidís iniciar una caminata, es necesario tener una idea de las cosas que vas a necesitar en el camino, del tipo de ropa que deberás vestir, cuánta agua vas a necesitar, qué cantidad de kilómetros deberás caminar antes de descansar y de cuántos minutos será el descanso, y hay otros elementos que no conocés, que no podés preveer y que deberán sorprenderte a medida que vayas haciendo camino.......

Cuando decidís comenzar un taller de teatro es similar. Venís con tu cuerpo y tus experiencias de Vida. Venís a encontrarte con otrxs que, al igual que vos, deberán transitar por senderos conocidos y por otros que no lo son tanto. Pero lo vas a hacer con el único y más maravilloso instrumento creativo y expresivo de esta vida, que son tu cuerpo y tu persona.

Gustavo Volpin - profesor de teatro en La Cueva de Colegiales.

Contacto:  teatrovolpin@gmail.com

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27 enero 2015 2 27 /01 /enero /2015 10:39

La Verdad debe ser instalada en la sociedad y debe ser una práctica contínua. Pero, claro, estamos los seres humanos... pavada de detalle.

Ser humano no significa favorecer el error, pero sí saber que somos perfectibles. Eso sí, para poder modificar, es necesario tener el ámbito, el tiempo y la/s mirada/s de algún otro, esa mirada que nos ama pero que no aceptaría que no seamos mejores personas.

Ante la mirada intolerante no todxs movemos el upite. Pero, la mirada firme de quien te ama y quiere hacerte sacar lo mejor de vos, te da la libertad de decidir, teniendo tiempo para elaborar.

Las decisiones tomadas fuera de tiempo y por una persona inmadura o apurada, suelen generar movimientos involutivos, contrarios al fin que se busca. Gustavo Volpin.

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27 enero 2015 2 27 /01 /enero /2015 10:16

Un espectador no es pasivo. Es testigo de algo que está teniendo lugar en un escenario.  Le pasan cosas, en mayor o menor medida, con eso que está viendo, piensa, siente, elabora, se resiste, etc.

En el mejor de los casos un espectador sale del teatro con un estado que no suele ser el mismo que aquel con el que entró al teatro. Por eso decimos que el Teatro es transformador. Porque -aún como espectadores- mueve las fibras íntimas individuales, haciéndonos testigos de otras vidas y otras opciones. Leer, vivir, bailar, escribir, dibujar, coser, tejer, cantar, tocar un instrumento musical, escuchar, ser espectador, etc, son cosas que no todxs transitamos y que, de ser aprendidas, nuestro cerebro desarrolla aspectos que amplían nuestra experiencia vital y mantiene vivas nuestras neuronas.

Gustavo Volpin - profesor de Teatro en el Espacio Cultural La Cueva de Colegiales. Contacto:  teatrovolpin@gmail.com 

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