Quién no se expone no vive, y se la pierde.

El arte y la creación tienen su larga y rica historia. A lo largo del tiempo el arte ha ido expresando su tiempo e incluso adelantó miradas, alimentando los cambios de paradigma.

Conocemos las discusiones de "si es mejor" la fotografía exacta de la vida o la mancha; si la mejor actuación es la de Brando o la de Chaplin; sobre si Grotowski o Stanislavsky; si el gesto que me genera un sentir o la del sentir que lleva al gesto...

Es en la discusión misma que puede darse la claridad -si se da- y, si no, seguimos buscando respuestas.

Cabe la posibilidad de que la respuesta sea buscada para calmar la angustia que nos genera el no tenerla...

La búsqueda de respuesta es el motor que despierta el proceso de aprender. Es, en esta búsqueda de respuestas que vamos creciendo a partir de modificarnos... La pregunta nos modifica... ¿Por qué podemos decir que la evolución es aprendizaje...? Simplemente porque nada se puede modificar sin preguntas, ni cuestionamientos... Y todo cuestionamiento lleva al cambio... Y el cambio es evolución...

Como profesor de teatro, no puedo dar una clase sin tener en cuenta esta búsqueda de respuestas, inherente a la condición humana.

Si, como profesor, mi modo de acompañar tu aprendizaje se redujera a imponer mi punto de vista como único, estaría -sin duda- subestimando y menospreciando tu mirada y tu opinión. 

Nada hay más triste, para un profesor, que desvalorizar la capacidad de aquel que se encuentra en el lugar de aprender. Un profesor que no escucha, es un profesor que no aprende.

La experiencia y el hacer nos ubican en un lugar de activa exposición. Quién no se expone no vive, se la pierde. 

El teatro es el lugar de exposición por autonomasia, de exposición con reflexión. Exponerse implica confrontar y confrontar permite construir dialéctica.

Y, en estas confrontaciones, tenemos la oportunidad de pulir nuestro carácter. Y tenemos una doble oportunidad: 1) Aprender teatro; 2) Aprender a discutir con sentido de construcción...

También, en esta construcción de dialéctica vemos límites.  Este límite, en el teatro, nos indica que hay algo que no sabemos y que, para dominarlo, tenemos que aprenderlo.

La construcción de Arte es una suna de experiencia y trabajo.

Nadie se sube a un escenario a deslumbrarnos con su talento sin disciplina de ensayos y sin esfuerzo.  Gustavo Volpin  -  teatrovolpin@gmail.com