La verdad parece ser tan estimada por alumnos de algunas escuelas de teatro que me lleva a preguntarme ¿Cuánta verdad habrá en nuestras vidas? y ¿A qué llamamos verdad?. Se pueden decir las barbaridades más terribles y ser convincente. El tema es desde dónde se dicen. Porque desde un escenario teatral las verdades nos "pegan fuerte" y, si nos lo permitimos y nos entregamos a ello, podemos llegar a reflexionar e, incluso, a quedar cerca de un cambio en nuestras vidas, como debe ser en todo espacio terapéutico que se precie de tal. Pero, dichas desde un escenario televisivo, radial, periodístico y político ser convincente con la mentira nos ha costado dolores, malestares, confusiones, embanderamientos y tragedias. Por nombrar sólo algunos: La propaganda de los medios que ocultaron el genocidio de la dictadura; la noticia de "estamos ganando" en Malvinas; la construcción de un artefacto que nos iba a "remontar a la estratósfera en minutos", en el gobierno menemista y podemos enumerar más, de seguir haciendo memoria.
Por eso me dedico al teatro. Porque el teatro te permite jugar todo aquello que, de hacerlo en la vida nos haría daño y que, en el teatro, se vuelve una herramienta que ayuda a la sanación del alma. Gustavo Volpin - teatrovolpin@gmail.com