La memoria y el talento.

"Es evidente que el actor está sometido a muchas presiones. Una de ellas es recordar lo que debe decir.

Recuerdo mi reacción cuando, después de muchos años de ausencia de los escenarios, tomé un papel en El padrino, 2º parte. Mi gran preocupación no era la actuación sino si recordaría el papel y entraría a tiempo.

Siempre he sufrido esa ansiedad. De joven poseía una memoria excelente, y aún la conservo. Aprendía mi papel con facilidad, pero al iniciar un ensayo o una función invariablemente sufría un ataque de ansiedad. Repetía la 1º frase una y otra vez. Luego, por temor a olvidarla, la susurraba varias veces hasta el momento de aparecer en escena. Entonces mi temor se disipaba y me concentraba en mi trabajo. Pero en muchos actores esta ansiedad atenta contra la expresividad. Una gran ayuda para el actor es hacer. Cuando uno hace, sabe lo que hace. Comprende lo que dicen los personajes. Si no le vienen las palabras exactas, puede decir otras; así se elimina ese miedo. Pero eso no debe preocuparnos. Lo que nos interesa es que las palabras no sean dichas como si uno las hubiera memorizado. 

Recuerde o no el texto, uno conoce la escena y puede seguir adelante. 

El personaje recordará el texto. Eso es lo de menos. Es memoria pura, no tiene nada que ver con la interpretación, ni con el talento del actor. 

Lo que sï es un problema es que el actor no crea en lo que hace en escena.

Cuando el actor cree en lo que hace no importa que una palabra o una frase salga mal. El actor piensa: "Estoy haciendo cosas importantes, me siento realizado, auténtico, siento que tengo derecho a decir lo que digo, que tengo derecho a hacer lo que hago". Eso es lo más importante para eliminar el miedo: La concentración, concentrarse en lo que uno hace, en las acciones que lo estimulan y le dejan algo.

(Del libre "Un sueño de pasión" - Autor Lee Strasberg)