En la formación actoral nada es descartable (Y creo fervientemente que en la vida es igual). ¿Por qué expreso ésto? Porque para una persona que inicia el camino del teatro, sacar de adentro lo mejor que tiene es un intento que, de ser juzgado en sus inicios con la vara de la actuación, permitirá que se cierren esos canales que han enpezado a abrirse, dañando la confianza. Creo en la resiliencia, pero creo -también- en que no es necesario generarle, al estudiante de teatro, obstáculos que no sean propios de su persona. Cuando el profesor/a de teatro hace ésto, puede estar sucediendo que este profesor/a quiera "lucirse", anteponiendo su ego al proceso natural del alumno/a y futuro/a artista.
Más que decir cosas geniales, un buen profesor de teatro debe, a mi juicio, hacer empatía con la persona del alumno/a. Ésto es sentir a la persona que tiene delante y poder ponerse en los pies del otro. Gustavo Volpin - teatrovolpin@gmail.com